Senex: Pensamiento y sentimiento arcaico

Para citar este artículo:
Arcia G., John H. (Abril de 2016). Senex: Pensamiento y sentimiento arcaico. Web universo arke. blog-topos, Reflexiones. Recuperado de: https://www.universoarke.com/blog-topos/reflexiones/senex-pensamiento-y-sentimiento-arcaico. Abril 24, 2024 - 02:08
Psyche en el Inframundo. Paul Alfred de Curzon
Psyche en el Inframundo.

El envejecimiento no es sólo un fenómeno fisiológico y biológico, también es psicológico. En el epígrafe Hillman se refiere al Senex[1], a la representación arquetípica del envejecimiento humano que se encuentra en la psique; es decir, psicológicamente cualquier sujeto - de la cultura y del lenguaje- está en capacidad de comprender que el envejecimiento mental es anterior a la conciencia individual.

Es importante aclarar que lo fisiológico, lo biológico y lo mental son diferentes, lo que no implica fragmentación; y por lo tanto, han de ser abordados por vías distintas –que no excluye el diálogo entre ellos-. Cuando se trata de estudiar lo mental, no es lo mismo aproximarse con un metro, una balanza, un estudio químico de la composición sanguínea del organismo, una Tomografía Axial Computarizada…; no es lo mismo que estudiarla –la mente- a través de un método que permita abordar el “pensamiento y sentimiento arcaico”.

Carl Gustav Jung cuando se refiere al “pensamiento y sentimiento arcaico” plantea lo siguiente:

De nuestra civilización, es verdad, desaparecieron las falologías dionisiácas de la Atena clásica y los misterios de los dioses ctónicos; asimismo, las representaciones teriomórficas de la divinidad han quedado reducidas a ciertos restos, como la paloma del Espíritu Santo, el cordero de dios y el gallo San Pedro que decoran nuestros campanarios; pero todo ello no impide que en la infancia atravesemos una época en que piden la palabra el pensamiento y sentimiento arcaico ni que, a lo largo de toda la vida, junto al pensamiento de nueva adquisición, dirigido y adaptado, poseamos un pensamiento-fantasía que corresponde al de la antigüedad y los siglos bárbaros. Así como nuestro cuerpo conserva en muchos órganos residuos de antiguas funciones y estados, así también nuestro espíritu, aun cuando en apariencia ha superado aquellas arcaicas tendencias instintivas, lleva siempre las huellas de la evolución recorrida y revive, por lo menos en los sueños y las fantasías, las épocas más distantes.[2]

El “sentimiento y pensamiento arcaico” están en la mente antes que la conciencia individual dirija la vida diurna del sujeto, pero dicho sentimiento y pensamiento no desaparecen. Se presentan con toda espontaneidad en el mundo onírico, en las fantasías conscientes, en la tradición, en rituales; en toda expresión humana[3]. El “sentimiento y pensamiento arcaico” es expresión simbólica del Senex, es decir, del envejecimiento psicológico.

El envejecimiento psicológico es representación arquetípica, en tanto que memoria de la humanidad; por ello interviene constantemente en la vida mental del sujeto, de tal manera que la memoria siga “viva”. La memoria que no está en el presente, es “pasado olvidado”, “fantasía consciente” menospreciada, “sentimiento y pensamiento arcaico” inconscientes; sin embargo, persiste y vive con toda libertad en los sueños. A pesar de que el pensamiento dirigido, a través de la lengua y determinado por la gramática cultural, configure la conciencia de tal manera que tenga la exclusividad diurna, son los sueños el territorio de la libertad inconsciente y de la manifestación espontánea del “pensamiento y sentimiento arcaico”.

En el envejecimiento psicológico reviven “…los sueños y las fantasías, las épocas más distantes”, ¡la paradoja del Senex!, porque viene acompañado de la muerte. La muerte es la manifestación del envejecimiento psicológico, que más disgusta al sujeto moderno tener en mente –y con ella la capacidad de fantasía consciente-. La muerte y el envejecimiento psicológicos, como se resalta en párrafos anteriores, son distintos de la muerte y el envejecimiento biológicos y fisiológicos.

El envejecimiento psicológico, es decir, la representación arquetípica del Senex que se relaciona con la tradición psíquica de lo humano, trae consigo el recuerdo inolvidable del día en que el sujeto se hace consciente de la muerte biológica. Éste recuerdo es incómodo para el individuo moderno, sin embargo, hace parte del sentido común.

La muerte biológica causa malestar en el individuo moderno, y también permite reconocer la dificultad que experimenta la mente, con algo que la contradice: Biológicamente el ser querido ya no está presente, psicológicamente sí; porque el ser querido persiste en la mente del individuo, así como persiste en la historia de la mente el “pensamiento y sentimiento arcaico”.

El Senex, el viejo y sabio conocedor del pasado de la humanidad, está presente en la muerte biológica; el sujeto moderno sólo distingue el dolor que acompaña el desprendimiento psicológico del referente fisiológico y biológico. Ritual necesario para “superar” la muerte del ser querido, pero también oportunidad para reconocer que el envejecimiento mental es anterior al individuo y posterior a éste.

El Senex va de paso…, no muere con la vida biológica, su muerte es mental; por lo tanto, tiene la posibilidad de renacer. En occidente el misterio del renacimiento es algo que pervive en la mente, la mayor prueba de ello es que todo ser humano consciente de su finitud fisiológica y biológica, sabe que en algún momento de la vida llega la muerte –aunque nunca lo acepte-; de igual manera, todo ser humano y en general todo “ser” psicológico, supera la muerte biológica en la mente de los demás.

El sujeto no perece biológicamente, su existencia repercute en la memoria de los otros a través del discurso mitológico. El mito no está muerto, actualmente es el discurso de la memoria humana y ocupa un lugar inconsciente en la mente. Es posible que cause gracia que en el mito existan símbolos antropomórficos, teriomórficos, nictomórficos…; pero lo que sucede es que en la memoria –Mnemosine- sólo persiste aquello donde psique encuentra a eros.

Senex está presente en la transmutación de aquellas representaciones mentales que por no disponer de referente biológico, deben ocupar otro lugar que no perturbe la cotidianidad del individuo; algunas representaciones adquieren tal jerarquía que cruzan la estigia y se hacen inmortales. Por ejemplo, Cerbero, el perro de tres cabezas que custodia la entrada en el inframundo. Así mismo, un perro en cualquier otro momento de la existencia de cualquier ser humano, en cualquier lugar del mundo y no importa el momento histórico; puede ser Cerbero de recuerdos vitales para la historia del sujeto y posiblemente para la mitología humana.

Senex, símbolo de transmutación de la vida fisiológica-biológica-psicológica, hacia la vida psicológica-mitológica…; principio de diferenciación entre la interioridad y exterioridad psíquica; símbolo del renacimiento mental e infinitud psíquica. Senex, testigo del viaje que realiza psique al inframundo por eros, de la misma forma que la representación mental del “ser que parte…”, se transforma en símbolo y repercute en la memoria, como cerbero en las puertas del inframundo.

 

Bibliografía

JUNG, Carl Gustav. Símbolos de transformación. Paidós: Barcelona, 1982.

 

Webgrafía

 

ESKENAZI, Enrique. Kronos/Saturno y el Don de la Melancolía. [Consultado el 28 de agosto de 2011. http://homepage.mac.com/eeskenazi/clase07052005.html

ARCIA, John. El Sujeto [Apolíneo/Dionisiaco] y la Cultura. [Consultado 28 de agosto de 2011.http://www.universoarke.com/portal/articulos/39-el-sujeto-apolineodionis...

 

[1] Citado por ESKENAZI, Enrique. Kronos/Saturno y el Don de la Melancolía. [Consultado el 28 de agosto de 2011. http://homepage.mac.com/eeskenazi/clase07052005.html ]

[2] JUNG, Carl Gustav. Símbolos de transformación. Paidós: Barcelona, 1982. p. 52.

[3] Es importante no entender esta expresión en términos de totalidad, por el contrario, se refiere a la condición apolínea/dionisiaca del sujeto, tema que se trata en: http://www.universoarke.com/portal/articulos/39-el-sujeto-apolineodionisiaco-y-la-cultura-.html